Biden, un político con aura de diplomático que a veces está mejor callado
- Este abogado está llamado a compensar la falta de experiencia internacional de Obama
- El senador de Delaware se enfrentó duramente con él en las primarias demócratas
- Está en el Capitolio desde muy joven: a sus 65 años lleva allí más de media vida
- Tartamudo de pequeño, su mayor defecto ahora son los excesos verbales y las pifias
- Un comentario sobre Obama fue tachado de racista. A un parapléjico le mandó levantarse
- Poco aplicado en los estudios, una gran tragedia personal le ha forjado como luchador
Joseph Robinette Biden Jr., Joe Biden, tiene suficiente prestigio como para representar frecuentemente a Estados Unidos en el exterior, pero también es un político que se ha ganado a pulso el adjetivo de "metepatas".
Pero su papel principal en esta campaña no es otro que compensar la inexperiencia de Obama, a la inversa que en la candidatura republicana, donde Palin aporta la juventud frente al veterano McCain.
En el caso de Biden, a sus 65 años lleva en el Senado más de media vida. De hecho, entró en la Cámara Alta con la edad mínima permitida (30) y hoy es el sexto senador más veterano.
Eso le hace también experto en campañas. Esta es la séptima vez que se presenta como candidato a senador en el pequeño estado de Delaware, en donde reside desde los diez años.
Biden nació en Scranton, en la vecina Pensilvania, el 20 de noviembre de 1942. Hijo de un vendedor de coches con antepasados británicos, es el mayor de una familia de cuatro hermanos que crecieron sin ningún lujo.
Pese a su imagen de aristócrata, Biden nunca ha gozado de grandes ingresos (es el segundo senador con menos rentas) y conecta con los electores humildes mejor que Obama (formado en las universidades más elitistas), como explica en su blog la corresponsal de TVE Anna Bosh.
Con un cuerpo atlético, también cultivó la poesía aunque fuera como terapia, ya que superó su tartamudez recitando delante del espejo. Además, como asmático se libró del servicio militar, y en conscuencia de ir a Vietnam. En eso Biden no compensa la falta de experiencia de Obama.
Giro a su vida profesional y personal
Aunque fue un alumno mediocre --"vago" según él mismo--, se licenció en Historia y en Políticas y luego hizo los estudios para ser abogado. Hoy es él quien a pesar de sus compromisos en medio mundo imparte clases en la Universidad de Widener, en su estado natal.
Biden se convirtió en abogado en 1969 e inmediatamente inició su carrera política. Por sorpresa, ganó las elecciones a senador de 1972, pero sólo unos días después su vida dio un vuelco. Su esposa y una hija de sólo unos meses murieron en un accidente de tráfico.
Sus otros dos niños pequeños sobrevivieron y él los sacó adelante sin renunciar a su cargo. A los cinco años de esa tragedia, se casó con su actual mujer, Jill Tracy Jacobs, con la que tuvo otra hija (que ahora tiene 27 años).
El mayor, Beau, es fiscal de Delaware y acaba de ser destinado a Irak, donde también sirve el hijo Sarah Palin.
Altas miras en política
Como observador, Biden también ha estado en Irak y casi todas las zonas calientes. Días antes de su nominación como candidato a vicepresidente estaba en Georgia, donde todavía resonaban los tambores de guerra con Rusia.
Tras cuatro décadas en el Capitolio y los últimos años como presidente de la Comisión de Exteriores del Senado, ha acabado siendo una especie de alto diplomático. Lógicamente, varias veces se especuló con que fuese nombrado secretario de Estado.
No obstante, sus aspiraciones han sido mayores. En 1988 optó sin éxito por primera vez a la candidatura demócrata a la Casa Blanca. Poco tiempo después de tirar la toalla sufrió dos aneurismas cerebrarles, que casi le retiraron para siempre. Pero se recuperó y volvió a tomar el tren como cada día para ir de Delaware a Washington (hora y media de trayecto).
También ha concurrido a las últimas primarias, aunque como entonces se retiró a las primeras de cambio, lo cual no impidió que tuviera tiempo para enfrentarse con dureza a Obama. En una sociedad que no tolera ningún atisbo de racismo, llegó a decir que su historia, la de un negro "limpio y que se expresa bien", era todo un "cuento de hadas". También le dijo que no estaba preparado.
Pero hay más. La prensa no duda en calificar a Biden de "metepatas": en esta campaña, entre otros sonados lapsus, nunca se olvidará de cuando mandó levantarse a un parlamentario de Misuri sin darse cuenta de que es parapléjico.
Con todo, el electorado valora más su dedicación y muchos años después puede hacer valer lo que predijo la revista Time cuando unos meses después de llegar al Senado lo incluyó en su lista de "las 200 caras para el futuro".